The Lost Vikings

Hoy me gustaría comentar un juego con el que también he pasado bastantes tardes frente a mi Amiga 500, por que si nombro a  Blizzard seguramente a la mayoría de la gente le venga a la cabeza títulos como,  Warcraft, Diablo, StarCraft o World of Warcraft. Todas muy buenas sagas, una de ellas esta en boca de muchos ultimamente ya que va a salir dentro de muy poco la tercera parte de Diablo, pero también hay que tener en cuenta que hay vida antes de todo esto y lleva por titulo The Lost Vikings.

Este juego nos llega por aquel lejano ya año de 1992 como he comentado antes de la mano de Blizzard para nuestras Super Nintendos, ya que un año más tarde llegaría a otras plataformas que comentare más tarde. Este titulo tenía aspecto de un plataformas de corte clásico, pero con algunas novedades como el hecho de tener que utilizar tres personajes distintos, como veíamos en una anterior entrada con la aventura gráfica Gobliiins.

Es un titulo que mezcla con muchisima maestría puzle y plataformas y que puede dejarte pegado ante la pantalla del ordenador durante horas para conseguir adivinar el siguiente paso que debes dar, que era lo que me pasaba a mi y por eso me enganchaba tanto, El sistema de juego es sencillo. Tenemos que combinar las habilidades de Erik, Olaf y Baleog a lo largo del nivel para llevarlos a la salida sanos y salvos. A primera vista puede resultar fácil pero hay que quebrarse mucho la cabeza para superar los puzles que encontramos y derrotar a los enemigos. No es suficiente con llevar a uno al final sino que tendrán que llegar los tres. Cada cual, con sus habilidades, tiene las capacidades necesarias para llegar al final pero no siempre podrán tomar el mismo camino. El juego nos hace recorrer 6 mundos, cada uno con escenarios, desafíos y enemigos propios como, la nave espacial de Tomator, donde apareceremos en el primer y el último nivel, enfrentándonos finalmente con el emperador; la prehistoria, donde nos la tendremos que ver con fieros dinosaurios; el Antiguo Egipto, donde nos atacarán momias y escorpiones; la Gran Fábrica, donde deberemos evitar ser dañados por extraños mecanismos; el Mundo Absurdo, una verdadera locura de nivel donde nada tiene sentido.

La historia del juego es muy simple, Baleog, Olaf y Eric son tres hermanos que son abducidos por el malvado emperador alienígena Tomator, que pretende montar un zoológico intergaláctico. Pero los tres Vikingos logran escapar de sus celdas y acaban perdidos en el tiempo, tratando de encontrar la forma de regresar a su hogar. Como he comentado antes nos meteremos en la piel de estos tres Vikingos para ir superando los 6 mundos de los que consta el juego. Para ello disponemos de la ayuda de cada una de las habilidades de cada Vikingo y muchas veces tendremos que combinarlas para superar cada nivel.  Olaf tiene un enorme escudo de guerra que usa para bloquear ataques, planear durante un breve periodo de tiempo o ser una plataforma móvil. Por su parte, Erik es el más bruto de todos ellos y puede chocar contra elementos del escenario o enemigos para hacerles daño. Erik es el único que sabe saltar. Baleog será muy útil en la mayoría de niveles pues posee las características más ofensivas de los tres vikingos. Puede disparar flechas, que irán siempre rectas y dar tajos al aire con su plateada espada.

Los gráficos se caracterizaban por un diseño muy simpático y algo cartoon de los personajes y enemigos. La dificultad era creciente, y alguno de los niveles requería de un buen uso de la lógica para conseguir resolverlo. A pesar de dicha dificultad, su simple jugabilidad y su originalidad lo hacía tremendamente adictivo dejandote pegado durante horas a la pantalla, en mi caso era de mi Amiga 500.

 

 Para terminar y como siempre comentar las diferentes conversiones que se hicieron,  aparte de la original para Super Nintendo, al año siguiente llegaron para distintas plataformas como para Amiga, Amiga CD32, PC y Mega Drive. La última versión del juego se realizaría en 2003 para Game Boy Advance, así que si queremos disfrutarlo hoy en día nos toca tirar de emuladores o sacar nuestras reliquias de consolas.